domingo, 28 de agosto de 2016

What goes around (comes back around)

No hay dos sin tres. Donde las dan, las toman. Segundas partes nunca fueron buenas. ¿Pilláis el concepto?

Todo el mundo se sabe eso de que las modas son cíclicas, que son reciclables, que todo vuelve y todo se va del mismo modo. Seguro que vuestra madre os ha dicho alguna vez eso de "cuando yo era joven, también se llevaba". Ya, mamá, y es que los aires sesenta y los setenta son modas con un estilazo irrepetible, no hay (casi) nada de lo que avergonzarse (no os pongáis puntillosas, seguro que alguna sí, pero en líneas generales...). Una pena que no se pueda decir lo mismo de la moda que nos ha visto crecer, que ha colmado infancia y adolescencia de tantas generaciones como la mía. 

Si vuestra adolescencia empezó cuando empezaron a nacer los hoy llamados "Millennials" (sí, crecimos con las boy bands en los 90 y vivimos cambio de siglo con mucha campana y el tiro muy bajo), entonces tenéis que estar de acuerdo conmigo. O quizá os gusta ese estilo, en cuyo caso os insto a dejar de leer esto... ¿Enseñáis las fotos de vuestra adolescencia y presumís de look? ¿A que no? No te queda más que escudarte en "Era lo que se llevaba" y darte cabezazos mentales contra la pared. Muchos cabezazos. 

Y para colmo, hemos tenido que ir viendo como volvían a meternos esa moda en cada tienda, en cada rincón, a cuentagotas, pero certeramente. Y, de repente, está en todas partes. Esa moda Noventera (qué sorpresa, rima con "hortera") y de 2000 allá donde mires. Si hay algo bueno en eso es que las que la sufrimos cuando eramos (más) jóvenes, tenemos una segunda oportunidad para hacerlo bien. Y no es tan fácil como parece... 

Voy a desmigar alguna de las claves: 
1. Go big or go home. Las tendencias llevadas a (ambos) límites. Por poneros un ejemplo, se llevan las camisetas o muy ceñidas (y poca tela) o bien oversize, pero no un térmido medio. Y que levante la mano quien no ha tenido problemas encontrando camisetas "normales" en todo el reino de Inditex (y más allá) durante el pasado año, año y medio... Exacto, missión imposible. 

Las camisetas ceñidas en punto de algodón de canalé están hechas para ceñirse al cuerpo (ojo, que no digo apretar o quedar pequeñas), y ojo, pueden favorecer a tallas muy diversas si se lleva la correcta. 





El mundo oversize es complejo, amigas. Porque hay una delgada línea entre el concepto "que quede grande" y "corté una sábana para meter los brazos y la cabeza y aquí estoy". A cuerpos grandes como los míos es, a bote pronto, lo que supuestamente disimula más los kilos de más o las lorzas que no queremos que se vean. Ajá, primer error. Normalmente la ropa tan "sin forma" nos agranda visualmente y es por ello que no todo sienta bien. Es complejo precisamente por eso, porque se trata de ver los diferentes cortes y formas de las prendas y probar siempre para ver el efecto real en cada cuerpo. 

Aún con todo, yo soy una amante de las cosas oversize, así que sólo os aconsejo que, con sentidiño, ¿vale? 






2. Cuello a la vista. Sí, creo que todas hemos tenido la maldita "gargantilla" de plástico trenzada pegada al cuello. ¿Me equivoco? Ahora le llaman choker, que por si no lo sabéis, viene del inglés "estrangular". Es delirante. El caso es que si bien ese es sólo un ejemplo y hay mil formas y modelos, se llevan los collares pegaditos al cuello, pañuelos largos atados al cuello, etc. El caso es llevarlo como una correa. 

Así, no, por favor. 




Así, sí. 





3. Denim on denim. De esto hay defensores y detractores. Es cuestión de gustos, por supuesto. Yo diré que... salvo que el tejido denim sea exacto en ambas prendas y no se "pisen" demasiado, se podría aguantar. 

Así no, por favor (Un saludo a Justin, eres como el buen vino)



Así, sí. 




4. (Red) Velvet. No, no se lleva mi tarta favorita del mundo. Se lleva el terciopelo o velvet, esa tela tan 2000 y que tantos años da, sobretodo con según qué colores. Obviamente habrá algo que se os haya venido a la cabeza: el chándal de terciopelo. Exacto. Evitadlo. Sin más. Resistid, ¡fuerza!

No obstante, el terciopelo en otras prendas tiene su pase, mirad. 



5. Let it shine. Porque los brillos están a la orden del día, sobretodo en faldas, zapatos y accesorios. A mí hay determinados tejidos y/o colores con brillo que sí me gustan, y diré más, he caído. El año pasado me compré unas sandalias plateadas con plataforma (ole yo...) que me gustan y sigo poniendo. Un consejo os doy, que el resto del look sea plano y con colores neutro. 




6. All the way up. Ya sea en modo plataforma o bien en tacones (cuadrado, fino, etc) pero hay que subirse algún centímetro. La forma que más me gusta y que estoy reinventando en esta segunda "oportunidad" a mis veintimuchos son las plataformas y tacones grandes. En la adolescencia mi madre apenas me dejó tener ninguna, así que esta vez he podido regodearme y probar y comprar todas cuantas he querido. Para mi comodidad, les doy un sí rotundo. 





Los zapatos de tacón cuadrado (en algunos modelos alias zapato de abuela)... sobretodo cuando es bajo, me parecen bastante horror y prefiero ir en plano directamente. Mirad, mirad. 




Lo que sí que no, y en eso sí que me voy a hartar a reír cuando os vea a todas en unos años preguntándoos "¿pero cómo me puse eso?", son los zuecos. En todas sus variedades. Y horteradas. Porque no hay modelo que no sea hortera. 

Así no, por el amor de quien queráis. 




Así, tampoco. 




7. ¿Salvadas? por la campana. Sí. Desde hace años pensábamos que eran cosa del pasado oscuro y que no tendríamos que volver a pasar por lo mismo pero aquí estoy, amigas, escribiendo sobre ellas. Los pantalones y sus campanas. Cuanto más grandes y desproporcionadas (y largas, que arrastren, ¿eh?) mejor. Lo habréis comprobado en las tiendas: los pantalones pitillo ya no son los únicos, y ya no solo eso, es que casi escasean. Han dejado paso a más variedad en los cortes de pantalones. Me gusta la variedad, ya que así cada una puede elegir lo que más le gusta y lo que mejor le sienta. Pero me temo otra oleada de campanas sin rastro de pantalones de otra forma. No, si al final me veo con unos de terciopelo de chándal...

Ni que decir tiene que se llevan, o bien de tiro muy alto (en cuyo caso es más común que el corte sea recto-noventero, al cual doy un rotundo SÍ) o de tiro bajo (ese sí que fue efecto 2000...). 

Me gustan las campanas en pantalones de corte flare, bastante más comedida que la pata de elefante. Si os favorece y os apetecen, tenéis la oportunidad perfecta. Sólo un favor, no los combinéis con botas de punta debajo, gracias. 


Así, mejor no.





Así, ¿por qué no? 







8. Capas y capas. Claro ejemplo de camisetas básicas de manga corta por debajo de tops lenceros. WTF. Las camisetas básicas debajo de camisas abiertas oversize o debajo de petos. Basta con el resto. 

Así, no. 




Así, sí. 





Y para que veáis que siempre hay que sacar el lado positivo de todo, he ahí detalles de los que estoy contenta: 

1. Faldas midi





2. Los pantalones tipo culotte. 





3. Las zapatillas deportivas con looks más formales




4. El minimalismo en accesorios de bisutería/joyería


Os dejo ya, no quiero ni tener que hablar de las chaquetas "toreras" y cinturones decorativos a la cadera. ¡Volveré (todo lo pronto que la responsabilidad me lo permita)!

Fotos de: Pull & Bear, Zara y H&M.